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La religiosa francesa Marie Simon Pierre reveló detalles inéditos del
milagro que permitirá la beatificación del Papa Juan Pablo II el
próximo 1 de mayo, como el hecho de experimentar un deseo incontenible
de rezar solo momentos antes de descubrir que fue curada del mal de
Parkinson, enfermedad que padeció Karol Wojtyla.
En una entrevista concedida el 14 de enero a la cadena francesa KTOtv
y a la cadena italiana RAI Vaticano, la religiosa relata que "el 2 de
junio de 2005 fue el día de mi curación. Ese día por la mañana yo
estaba completamente impedida y ya no podía más".
"Pensé en buscar a Sor Marie (superiora de su comunidad) para pedirle
mi dimisión, dejar de brindar mi servicio en la maternidad donde
trabajaba con muchas personas a mi cargo. Me sentía muy pesada y me
dije: es necesario que pare, que deje el servicio. Yo no puedo hacer
que esto deje de avanzar, no es posible".
El pedido de la hermana Marie Simon Pierre fue rechazado con
amabilidad y a cambio su superiora le propuso pedir la gracia de su
curación a Juan Pablo II.
Cuando esto sucedió, "sentimos por un buen momento un gran cambio en
su oficina, diría que una gran paz, una paz muy grande y una gran
serenidad, me sentía muy apacible, ella también".
En ese momento, le pidió escribir el nombre de Juan Pablo II en un
papel. El avance del Parkinson había afectado su brazo izquierdo y
sufría de intensos temblores. Su superiora le propuso escribir con la
mano derecha. "Le dije que no podía porque mi mano derecha también se
ponía a temblar, pero ella insistió: 'sí puedes, sí puedes'".
Escribió algo ilegible pero pensó que de repente "ocurre un milagro si
es que creo".
"Me fui y seguí con mi servicio. Esa noche seguí la jornada como de
costumbre con la comida comunitaria, luego un poco más de servicio y
después la oración nocturna en la capilla".
Al regresar a su cuarto, la hermana Marie Simon-Pierre se obligó a
escribir y se llevó una gran sorpresa al ver que en ese momento sí
pudo hacerlo bien.
Pasó una noche tranquila y durmió bien, sin el insomnio habitual que
presentaba por el dolor del Parkinson. A las 4:30 de la madrugada del
3 de junio despertó sintiendo que "ya no era la misma. Había una
alegría interior y una gran paz; y luego me sorprendí mucho por los
gestos de mi cuerpo".
Al mismo tiempo despertó en ella "un gran deseo de rezar. A esa hora
no tenía autorización para rezar, pero recé".
Rezó frente al tabernáculo del oratorio de la maternidad "siempre con
una alegría muy profunda" meditando además los misterios luminosos del
Papa Juan Pablo II.
A las 6:00 a.m. su comunidad asistía a la Eucaristía, así que se
dirigió del oratorio a la capilla.
En ese trayecto "me di cuenta
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