sábado, 22 de enero de 2011

ME HAS LLEVADO DE LA MANO

Porque este es Dios,
nuestro Dios por siempre jamás;
El nos guiará hasta la muerte.
Oh SEÑOR, tú eres mi Dios;
te ensalzaré, daré alabanzas a tu nombre,
porque has hecho maravillas,
designios concebidos desde tiempos antiguos con toda fidelidad.

El SEÑOR es la porción de mi herencia y de mi copa.
El restaura mi alma;
me guía por senderos de justicia
por amor de su nombre.

Aunque pase por el valle de sombra de muerte,
no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo;
tu vara y tu cayado me infunden aliento.

Sin embargo, yo siempre estoy contigo;
 tú me has tomado de la mano derecha.

Con tu consejo me guiarás,
y después me recibirás en gloria.

¿A quién tengo yo en los cielos, sino a ti?
Y fuera de ti, nada deseo en la tierra.

Mi carne y mi corazón pueden desfallecer,
pero Dios es la fortaleza de mi corazón y mi porción para siempre.

En El se regocija nuestro corazón,
porque en su santo nombre hemos confiado.

El SEÑOR cumplirá su propósito en mí;
eterna, oh SEÑOR, es tu misericordia;
no abandones las obras de tus manos.

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