El Señor está cerca.
El Señor mismo, con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, descenderá del cielo. Entonces, los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros, los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.
El que da testimonio de estas cosas dice: «Ciertamente vengo en breve». ¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús!
Por eso, amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprochables, en paz.
Absteneos de toda especie de mal. Que el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser –espíritu, alma y cuerpo– sea guardado irreprochable para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es el que os llama, el cual también lo hará.
Tened también vosotros paciencia y afirmad vuestros corazones, porque la venida del Señor se acerca.
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