domingo, 23 de enero de 2011

La conversión es el camino a la unidad de los cristianos, afirma el Papa


Invita a todos los cristianos a apoyar a las comunidades de Oriente Medio
CIUDAD DEL VATICANO, domingo 23 de enero de 2011 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI insistió hoy, durante la meditación introductoria al rezo dominical del Ángelus, que el camino hacia la unidad plena de los cristianos para necesariamente por la conversión de todos.
“El serio deber de conversión a Cristo es el camino que conduce a la Iglesia, con los tiempos que Dios dispone, a la plena unidad visible”, dijo el Papa, desde la ventana de su estudio, a los fieles presentes en la Plaza de San Pedro.
Citando la segunda lectura de la liturgia de este domingo, a propósito de las divisiones existentes en la comunidad cristiana de Corinto, el Pontífice quiso recordar, con el Apóstol Pablo, que “toda división en la Iglesia es una ofensa a Cristo”.
Al mismo tiempo, añadió, “es siempre en Él, única Cabeza y Señor, donde podemos volver a encontrarnos unidos, por la fuerza inagotable de su gracia”.
“Sólo de esta forma, permaneciendo firmemente unida a Cristo, la Iglesia puede llevar a cabo eficazmente su misión, a pesar de todos los límites y las faltas de sus miembros, a pesar de las divisiones”, explicó el Papa.
Para poder cumplir su misión de ser “en el mundo signo e instrumento de unión íntima con Dios y de unidad entre los hombres”, añadió, los cristianos deben fundar su vida en cuatro “ejes”: “la vida fundada en la fe de los Apóstoles transmitida en la viva Tradición de la Iglesia, la comunión fraterna, la Eucaristía y la oración”.
“El serio deber de conversión a Cristo es el camino que conduce a la Iglesia, con los tiempos que Dios dispone, a la plena unidad visible”, afirmó.
Desde Jerusalén
El Papa aludió al tema elegido para la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos de este año, sobre la comunión existente en la primera comunidad de Jerusalén, afirmando que es “muy significativo que este tema haya sido propuesto por las Iglesias y comunidades cristianas de Jerusalén, reunidas en espíritu ecuménico”.
“Sabemos cuántas pruebas deben afrontar los hermanos y hermanas de Tierra Santa y de Oriente Medio. Su servicio es por tanto aún más precioso, valorado por un testimonio que, en ciertos casos, ha llegado hasta el sacrificio de la vida”, afirmó.
El sufrimiento de estos cristianos hoy, añadió el Papa, debe ser además un motivo más de unión entre los cristianos, alrededor suyo.
“Mientras acogemos con alegría las inspiraciones para la reflexión ofrecidas por las comunidades que viven en Jerusalén, nos estrechamos en torno a ellas, y esto se convierte para todos en un factor ulterior de comunión”, dijo el Papa.

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