El proyecto de Igualdad de Trato de la ministra Leire Pajín representa la obra cumbre de ingeniería social del Gobierno: en nombre de la tolerancia se termina con la libertad y en nombre de la libertad se golpea a la Iglesia. De aprobarse, será el acusado quien deba demostrar su inocencia. De paso, se anula la libertad de expresión para discrepar, por ejemplo, de la homosexualidad
Hispanidad, sábado, 08 de enero de 2011
Es el pajinido, o coctel de la ministra de Sanidad y Consumo, Leire Pajín, y la secretaria de Estado de Igualdad, Bibiana Aído, aderezado con el mariachi feminista y con los zerolos del PSOE. El pajinido acaba de inventar la Ley de Igualdad de Trato que viene a significar, en pocas palabras, la copla de Don Hilarión: “…no sé lo que me pasa, que todas las hembras me parecen guapas”. Me explico.
Asegura el ABC que “Pajín desvía la mirada de la crisis”, con el anteproyecto aprobado el día 7 por el Consejo de Ministros. Sí, supongo que la incapacidad para mejorar la economía obliga al Zapaterismo a soltar nuevas feministas pero al actual anteproyecto es mucho más: es una soberana barbaridad, una bofetada totalitaria a la libertad. Es decir que tiene entidad propia en el museo del terror del liberticidio progresista, sin necesidad de ser utilizado para desviar el fracaso de la política económica del Gobierno. El anteproyecto de Ley de Igualdad de Trato constituye el punto final (o quizás punto y seguido, aunque no se me ocurre estupidez mayor) del proceso de ingeniería social anticristiana, un proceso que comenzara con la ley de divorcio express y el gaymonio, siguiera con la ley de violencia de género, la ley de igualdad entre hombres y mujeres y finaliza ahora con la Ley de Igualdad de Trato. Todas ellas con un doble objetivo: Cargarse la libertad en nombre de la tolerancia y cargarse a la Iglesia en nombre de la libertad.
Lo contábamos ayer en Hispanidad: La ministra de Sanidad, siempre mentirosa, aprovechó la rueda de prensa del Consejo de Ministros (viernes 7) para presentar una norma contra la discriminación (quién no está contra la discriminación) por razón de sexo, edad, religión, etc. Como las píldoras venenosas hay que prepararlas con tiempo, y con tiento, ni el portavoz Rubalcaba (si le das la espalda te la clava) ni doña Leire entraron en detalles. Los detalles los venden a través de la prensa adicta. Días antes, en la SER aparecía la siguiente explicación del proyecto legal y ahí, se lo aseguro, la cosa quedó muy clara. Ojo al dato: “La ley –asegura la cadena de PRISA en su página WEB- regulará la carga de la prueba”. Sí, eso significa justamente lo que usted está pensando: que es el acusado quien debe demostrar su inocencia, mientras el acusador queda libre de cualquier acusación injusta. Peor aún si lo mira de esta forma: probablemente lo que ocurrirá será esto: será el verdugo quien se convierta en juez de la víctima. La justicia al revés, en nombre de la lucha contra la discriminación.
Vamos, que ni se le ocurra llamar fea a una mujer porque eso sería una discriminación por razón de sexo, así que mejor que todas hembras le parezcan guapas. Es el fin de la presunción de inocencia, de la igualdad ante la ley, de la justicia, del Estado de Derecho y de la democracia, todo ello para una lucha nobilísima contra la discriminación.
Naturalmente, y aunque se habla de discriminación por otras causas, por ejemplo, por razón religiosa, mucho me temo que no podrá usted apelar a la futura ley si por ejemplo, alguien blasfema contra Cristo.
Ninguna exageración. Por ejemplo, esta norma puede utilizarse para eliminar a la Iglesia. Su naturaleza dogmática y su constitución jerárquica pueden ser utilizadas por cualquier fiscal para acusar a la Iglesia de secta que discrimina a sus fieles y les lava el cerebro. Es decir, se puede condenar a la Iglesia y sentarla en el banquillo por atentado contra la libertad religiosa, al modo majadero como lo entiende la progresía, el señor Zapatero y Leire Pajín.
Además, se crea la Autoridad Estatal para la Igualdad de Trato, comisarios y comisarias pagados por el Estado para perseguir las muy punibles actitudes contra la discriminación. ¿Comprenden?
Otra de las víctimas será la libertad de expresión. El primer ensayo fue la Ley de Igualdad y contra la Violencia de Género. La mejor demostración la tienen en la amenaza lanzada a Hispanidad por el Instituto Andaluz de la Mujer, otra muestra de tolerancia intolerante.
Pero que se amenace la libertad de expresión de Hispanidad es cosa menuda. La pieza a batir es, naturalmente, la precitada, la Iglesia de Roma, y el libre albedrío y el sentido común que anidan en la doctrina cristiana. Verbigracia, con la homosexualidad. Con leyes como la de Igualdad de Trato se consigue que cualquier crítica a la homosexualidad sea delito de homofobia, cualquier defensa de la vida pueda ser considerada como discriminación de la mujer en su derecho a abortar.
No lo duden, la ideología de género de la que el zapaterismo se ha convertido en exponente principal, no sólo es liberticida, es verdaderamente satánica: ha logrado enfrentar a media humanidad con la otra media, romper la familia y hasta el significado mismo del amor y del compromiso. Y, por último, está acabando con la libertad. Satanismo en Estado puro.
En resumen, que la ministra de Sanidad y su secretaria de Estado quiere obligarnos a todos a que la llamemos. Y si para ello necesita una ley de derechos fundamentales, es decir, una ley que viole el derecho fundamental a la presunción de inocencia, pues se promulga y en paz. Y que viva la progresía.
No, la ministra no puede enchironarme por llamarla casi guapa, dado que la ley aún no ha entado en vigor. A lo mejor, ahora, lo ejecuta con efecto retroactivo: ¡Estoy perdido!
Eulogio López
No hay comentarios:
Publicar un comentario