El Padre mayor es que yo.
Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos.
Mi Padre y vuestro Padre… mi Dios y vuestro Dios.
Como el Padre me mandó, así hago.
Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre, que vive en mí, él hace las obras.
El Padre ama al Hijo y ha entregado todas las cosas en su mano.
Le has dado potestad sobre toda carne para que dé vida eterna a todos los que le diste.
Señor, muéstranos el Padre y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: “Muéstranos el Padre”? ¿No crees que yo soy en el Padre y el Padre en mí?
El Padre y yo uno somos.
Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
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