miércoles, 15 de diciembre de 2010

Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.



No busquéis vuestro propio provecho, sino el de los demás. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús: sino que se despojó a sí mismo, tomó la forma de siervo y se hizo semejante a los hombres.
 El Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por todos.
 El por todos murió, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
Jesús entonces, al verla llorando y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió…Jesús lloró.
Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran.
Sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables. No devolváis mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados a heredar bendición.

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