No que estemos capacitados para hacer algo por nosotros mismos; al contrario, nuestra capacidad proviene de Dios.
No puede el hombre recibir nada a menos que le sea dado del cielo.
Nadie puede venir a mí, si el Padre, que me envió, no lo atrae; y yo lo resucitaré en el día final.
Les daré un corazón y un camino, de tal manera que me teman por siempre, para bien de ellos y de sus hijos después de ellos.
Amados hermanos míos, no erréis. Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza ni sombra de variación. Él, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias[c] de sus criaturas.
Somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas.
Jehová, tú nos darás paz, porque también nos hiciste todas nuestras obras.
Fil. 2:13 II Co. 3:5 Jn3:27; 6:44 Jer.32:29 Stg.1:16-18 Ef. 2:10 Is. 26:12
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