Al recibir al nuevo embajador de Costa Rica ante la Santa Sede
CIUDAD DEL VATICANO, viernes 3 de diciembre de 2010 (ZENIT.org).- El Papa indicó los medios con los que verdaderamente se vencen vencer los conflictos y se logra la paz, este viernes al recibir en el Vaticano al nuevo embajador de Costa Rica ante la Santa Sede, Fernando Felipe Sánchez Campos, con motivo de la presentación de las Cartas Credenciales.
“ Los conflictos no se vencen con la mera fuerza, sino convirtiendo los corazones al bien y la verdad”, afirmó, considerando “primordial” que las nuevas generaciones estén convencidas de ello.
A continuación, señaló la importancia de poner fin a la miseria y el analfabetismo, “robusteciendo el Estado de derecho y vigorizando la independencia y eficacia de los tribunales de justicia”.
Destacó también la contribución del “afianzamiento en la sociedad de un pilar tan sustancial e irrenunciable como la estabilidad y unión de la familia”.
Y añadió que “la defensa de la paz se verá facilitada asimismo con el cuidado del entorno natural”, alentando a desarrollar “lo que propicia un verdadero desarrollo humano, en armonía con la creación, evitando intereses espurios y faltos de clarividencia.
Sobre los aspectos a combatir, subrayó la importancia de “rechazar con firmeza la impunidad, la delincuencia juvenil, el trabajo infantil, la injusticia y el narcotráfico”.
Y la necesidad de que las autoridades impulsen “medidas tan importantes como la seguridad ciudadana, una adecuada formación de niños y jóvenes, la debida atención a los encarcelados, la eficaz asistencia sanitaria a todos, en particular a los más menesterosos y a los ancianos, así como los programas que lleven a la población a alcanzar una vivienda digna y un empleo decente”.
En Cristo, la fuerza
Ante determinadas dificultades concretas, el Papa indicó que “en Cristo, el Hijo de Dios, el hombre puede encontrar siempre la fuerza para luchar contra la pobreza, la violencia doméstica, el desempleo y la corrupción, procurando la justicia social, el bien común y el progreso integral de las personas”.
Y destacó que “nadie puede sentirse al margen de la consecución de esas altas metas”, indicando también que “la autoridad pública ha de ser la primera en buscar lo que a todos beneficia, obrando principalmente como una fuerza moral que potencie la libertad y el sentido de responsabilidad de cada uno”.
“Y todo esto -advirtió-, sin menoscabar los valores fundamentales que vertebran la inviolable dignidad de la persona, comenzando por la firme salvaguarda de la vida humana”.
En este sentido, recordó con complacencia que en Costa Rica se firmó el Pacto de San José, en el que se reconoce expresamente el valor de la vida humana desde su concepción.
“Así pues -dijo-, es deseable que Costa Rica no viole los derechos del nasciturus con leyes que legitimen la fecundación in vitro y el aborto”.
El Papa, atento a Costa Rica
Por otra parte, se refirió al Año Jubilar que el país está celebrando por los 375 años del hallazgo de la venerada imagen de Nuestra Señora de los Ángeles, su patrona.
Y también al reciente deseo surgido en el país de “plasmar en un nuevo y solemne acuerdo jurídico la larga trayectoria de mutua colaboración, sana independencia y respeto recíproco entre la Santa Sede y Costa Rica”.
Sobre este punto, el Pontífice indicó que “concretar las materias de interés común, fijando pormenorizadamente los derechos y obligaciones de las partes signatarias, servirá para seguir garantizando de manera estable y más conforme a las actuales circunstancias históricas su ya tradicional y fecundo entendimiento”.
Finalmente, Benedicto XVI aseguró que “en estos días, he tenido un particular recuerdo en la oración por Costa Rica, con motivo de las dolorosas consecuencias que han causado las lluvias torrenciales que han afectado al País”.
Y añadió: “He pedido también a Dios que vuestra patria no deje de roturar los caminos que la hacen ante la comunidad internacional un referente de paz”.
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