viernes, 15 de octubre de 2010

Extraído del libro de Dante Franch"LA EVACUACIÓN MUNDIAL Y LOS CAMBIOS PLANETARIOS "Colección "Encuentros Cósmicos" Edición Año 2000





Las profecías de la Virgen  respecto a los cambios planetarios, así cómo la canalización en todo el  mundo de decenas de miles de mensajes Marianos, son un claro exponente  de las señales que habría antes de los cambios planetarios. El  movimiento Sacerdota  l mariano, trasmite al mundo esos mensajes. Una de las apariciones mas  impresionantes y que además todavía guarda uno de los mensajes al  mundo, es la aparición de Fátima, de la cual voy a ampliar para que  podamos analizar el contexto que rodeó el mensaje en su momento y como  explicaré en un capítulo mas adelante, también puede darnos señales de  los tiempos futuros.





La virgen  se aparece en Fátima (Portugal) en 1917 desde mayo a octubre, el mundo  estaba envuelto en las llamas de la 1ª guerra mundial, nadie hablaba  todavía del peligro que cernía a Europa con el llamado Comunismo,  porque esta revolución no tendrá lugar sino después de la aparición  (que sucedió precisamente en octubre de ese mismo año). Sin embargo la  Virgen dijo que "la guerra (entre 1914 y 1918) está para concluirse,  pero si los hombres no cesan de ofender al Señor, comenzará otra guerra  y peor". La v  irgen dio como señal una luz que aparecería en el cielo, y  efectivamente esto ocurrió para asombro de los mismos científicos, ya  que el cielo se iluminó con una luz boreal la noche del 26 de enero de  1938 y con esta señal se inició allí la 2ª guerra mundial. 25 al  comienza en 1939 hasta 1945, dando un terrorífico saldo de 60 mi  llones de muertos.
La  virgen, a esto añadió: 'Para impedir esto vengo a pedir la consagración  del mundo a mi corazón inmaculado y la comunión reparadora de los  primeros sábados del mes, si mis ruegos son atendidos, la Rusia se  convertirá y en el mundo habrá paz, si no, la Rusia difundirá sus  errores en el mundo entero, provocando guerras y persecución contra la  Iglesia, muchos buenos serán martirizados, el Santo Padre sufrirá,  muchas naciones será aniquiladas, pero finalmente triunfará mi corazón  inmaculado. La consagraci  ón al corazón inmaculado se hará, la Rusia se habrá de convertir y el  tiempo de paz será dado al mundo'." Este mensaje es transmitido el 13  de julio de 1919. La virgen pidió mucha penitencia y oración, que  cambiasen de vida los hombres y que no ofendiesen con el pecado a  nuestro Señor, además pide que se rece el Rosario diariamente. La niña  Jacinta de Fátim  a en su lecho de muerte repitió: "Si los hombres se arrepienten, el  Señor les perdonará, pero si no mudan de vida, vendrá al mundo el  castigo más terrible que se halla conocido". También Sor Lucía, la  única sobreviviente de los tres videntes de Fátima -ac  tualmente monja carmelita en España- ha declarado: "Si el mundo no se  convierte, todas las naciones conocerán el castigo".
También el  padre Agustín Fuentes, postulador de la causa de beatificación de  Francisco y Jacinta (los otros dos niños videntes de Fátima) recibió  una declaración de Sor Lucía en 1961: "Creedme padre, el Señor  castigará al mundo muy pronto. El castigo es inminente, la señora me ha  dicho que los otros medios -el santo Rosario y la consagración al  inmaculado corazón de María- son despreciados por los hombres. Ella  angustiada nos da el ancla de escape a los tiempos que se avecinan, y  es a través de ella misma (de María y la oración)".
Aquí está el 3º mensaje secreto  de Fátima que no fue dado al mundo, pero no por el simple hecho de no  dar a conocerlo o mantenerlo oculto. En realidad es por lo que este  mensaje dice de la Iglesia, no lo que dice de lo que va a pasar, ya que  eso lo sabem  os todos. El problema seguramente radicó que desde 1917 la virgen  anuncia quizás que una Iglesia no tan santa estaría edificada en los  tiempos del gran cambio. Entonces encontramos algunos aspectos  interesantes relacionados a este mensaje que María da a la humanidad,  un mensaje que al día de hoy es más vigente que nunca. Al momento de  recibir el mensaje, los pastorcitos tenían 10, 9 y 7 años  respectivamente (Lu  cía, Francisco y Jacinta). Lucía era la mayor en ese tiempo y es la  única que actualmente vive. Hubo referencias de los papas sobre este  mensaje, como la de Paulo VI al visitar Fátima se refirió a él  diciendo: "La paz se ve a amenazada en forma grave con previsiones de  acontecimientos terribles que pueden resultar catastróficos para las  naciones en  teras y quizás para gran parte de la humanidad".
También el papa Juan Pablo II se  refirió a este mensaje durante uno de sus viajes a Alemania llevado a  cabo entre el 15 y 19 de noviembre de 1980 en donde en un restringido  grupo de personas se le pregunta:
Preg.: ¿Qué sucede con el secreto de Fátima?. Debería haberse hecho público ya en 1960. Resp. (Respuesta del Santo Padre): Por su contenido impresionante y  para no estimular la fuerza mundial del Comunismo a ciertas  injerencias, mis predecesores prefirieron una relación diplomática (del  secreto). Además, debería bastar a todo cristiano el saber lo  siguiente: Cuando se lee (en lo secreto) que océanos inundarán  continentes enteros, que los hombres se verán privados de la vida  repentinamente, en minutos y estos por millones... . Si se sabe esto,  no es oportuno en verdad pretender la publicación de este Secreto.  Muchos quisieran saber sólo por casualidad y sensacionalismo, pero  olvidan que el saber lleva consigo también la responsabilidad, más  ellos pretenden solamente satisfacer su curiosidad. Esto es peligroso  cuando, simultáneamente, no se quiere hacer nada, diciendo que: "Ya no  sirve para nada". El Papa entonces apretó el Rosario y dijo: ¡Esta es la medicina contra el mal!. Rezad, rezad y no preguntéis más. Todo lo demás encomendádselo a la Virgen.
Preg.: ¿Cómo irán las cosas en la Iglesia?. Resp. (Respuesta del Santo Padre): Tenemos que estar muy dispuestos a  próximas y grandes pruebas, que podrán requerir incluso el sacrificio  de nuestra vida y nuestra entrega total a Cristo y por Cristo. Las  pruebas podrán ser disminuidas con la Oración nuestra y vuestra, pero  no pueden ser ya evitadas, porque una verdadera renovación de la  Iglesia sólo podrá realizarse de ésta manera... . Como tantas veces ya  renació de la sangre. Tampoco será diferente esta vez. Seamos fuertes y  preparémonos, confiando en Cristo y en su Madre. Recemos mucho y con  frecuencia el Santo Rosario.
Ya se conoce el texto del famoso  tercer secreto. Pero antes de presentárselo, queremos señalar, para la  meditación de los lectores, lo que se consideran las dos más grandes  victorias de Satanás:
1º) Haber convencido al mundo de que él no existe.   O sea que el mundo está convencido que el mal a escala jerárquica no existe. 2º) Haber hecho creer a muchos que el Secreto de Fátima ha sido inspirado por él.
Actualmente sor Lucía vive y a  sor Lucía le dijo la Virgen que viviría para ver cumplidas sus  profecías. O sea que sí se cumple la profecía, al menos hasta el hecho  de que sor Lucía vive con más de noventa años tal como le predijo la  Virgen María que ha insistido en que este 3º y último mensaje debería  ser dado al mundo en una forma plena, abierta y total.
Texto del 3º Mensaje de Fátima
Este es el texto del tercer  mensaje que la Virgen en Fátima, en 1917 da al mundo y quizás hoy más  que nunca sea más vigente que nunca este mensaje del cielo a la Tierra,  que dice:
"No temas, querida pequeña, soy La Madre de Dios que te habla y te pide  hacer público el presente Mensaje para el mundo entero. Al hacerlo,  encontrarás fuertes resistencias. Escucha y presta atención a lo que te  digo: Los hombres deben enmendarse. Con hu  mildes súplicas deben pedir perdón por los pecados cometidos y de los  que pudieran cometer. Deseabas que yo te dé un signo, para que cada uno  acepte las palabras que digo por medio de ti al género humano. Has  visto el prodigio del sol y todos, creyentes, incrédulos, campesinos,  ciudadanos, sabios, periodistas, laicos, sacerdotes, todos lo han  visto.
Y  ahora, proclama en mi nombre: un gran castigo caerá sobre todo el  género humano, no hoy ni mañana, mas sí en la 2ª mitad de este siglo  XX, se lo había revelado ya a los niños Melania y Máximo en La Salette  y hoy te lo repito a ti, porque el género humano ha pecado y pisoteado el Don que se le había dado, en ninguna parte  del mundo hay orden y Satanás reina en los más altos puestos  determinando el desarrollo de los acontecimientos, y conseguirá  efectivamente introducirse en la cumbre de la Iglesia, dond  e conseguirá seducir el espíritu de los grandes científicos que  inventan las armas con las cuales será posible destruir, en pocos  minutos, gran parte de la humanidad. Tendrá autoridad sobre los  poderosos que gobiernan los pueblos, y los instigará a fabric  ar enormes cantidades de armas, y si la humanidad no sabe oponerse a  ello, estaré obligada a dejar libre el Brazo de mi Hijo.
Entonces, verás como Dios castigará a toda la humanidad, peor que  cuando el diluvio. Vendrá el tiempo de los tiempos, y el fin de todos  los fines. Si la humanidad no se convierte, y si todo sigue como hasta  ahora -o aún peor, se agrava- los grandes y pod  erosos perecerán junto a los pequeños y débiles; también a la Iglesia  le vendrá el tiempo de sus más grandes pruebas: cardenales se opondrán  a cardenales, obispos a obispos; Satanás andará en medio de sus filas,  y en Roma habrá cambios: aquello que esté p  odrido, caerá, y lo que caiga no se levantará más. La Iglesia estará  ofuscada y el mundo descompuesto de terror. Tiempo vendrá en que ningún  rey, emperador, cardenal u obispo espere a Aquel que, sin embargo,  vendrá a castigar según los designios de mi Pad  re, una gran guerra se desencadenará en la 2ª mitad del siglo XX.
Fuego y humo caerá del cielo, las aguas de los océanos se convertirán  en vapor, su espuma se alzará transformando y sumergiéndolo todo,  millones y millones de hombres perecerán de hora en hora, y aquellos  que queden con vida envidiarán a los muertos; sob  re cualquier parte donde se vuelva la vista habrá angustia, miseria y  ruina en todos los países ¿Ves?.
El tiempo se acerca cada vez más, y el abismo se ensancha sin  esperanza. Los buenos perecerán junto a los malos, los grandes con los  pequeños, los Príncipes de la Iglesia con sus fieles y los reyes con  sus pueblos. Habrá muerte por todas partes a causa d  e los errores cometidos por los insensatos y por los partidarios de  Satanás, el cual entonces -y solamente entonces- reinará sobre el  mundo; por último, cuando los que hayan sobrevivido a todo lo sucedido  estén aún con vida, proclamarán nuevamente a Dios y su Gloria, y le  servirán como en un tiempo, cuando el mundo no estaba así de  pervertido. Ve pequeña mía, y proclámalo, yo a tal fin estaré siempre a  tu lado para ayudarte".
Este es el profundo y duro texto del 3º mensaje dado por la Virgen  María en su aparición en Fátima, que fuera dado a Sor Lucía, quien  todavía vive, y según la predicción de María ella (Sor Lucía) estaría  presente para observar y confirmar que todo esto s  e cumplirá. Un mensaje durísimo que está dado al mundo, un mundo que  incrementa su maldad, tal como la Virgen lo profetizó. Un mundo en  donde los científicos inventan armas cada vez más poderosas y más  poderosas, capaces de destruir a millones de seres hu  manos minuto a minuto. Un mundo en donde aún la corrupción se ha metido  en las filas de la Iglesia, "donde habrá cambios"... textuales palabras del tercer mensaje de la Virgen María en Fátima.
Un mensaje que según testimonios  de papas y obispos no es dado a conocer al mundo por lo que dice, es  decir las guerras, catástrofes (n. del r.: catastro = registro).  Personalmente no creo que este mensaje no se ha dado a conocer al mundo  por lo que esta  s personas dicen, sino por lo que el mensaje dice de la Iglesia, en  donde habrá gran corrupción, donde Satanás -en parte- marchará también  en sus filas. Allí creo que está el problema: en lo que dice de la  Iglesia, no de lo que dice del mundo y de las gue  rras.
Pero ya el Papa Juan Pablo II,  el 26 de julio de 1987 habla sobre Fátima y dice que: "Las apariciones  de María Santísima en Fátima comprobadas por signos extraordinarios en  1917 forman un punto de referencia y de irradiación para nuestro siglo.  María nue  stra madre celestial vino para sacudir las conciencias, vino a  socorrernos porque muchos -por desgracia- no quieren acoger la  invitación del Hijo de Dios para volver a la casa del Padre.
Escuchemos la voz de la Madre  del Cielo, que la escuche toda la Iglesia, que la escuche toda la  humanidad entera. Del odio del envilecimiento de la guerra líbranos,  líbranos de la tentativa de ahogar en los corazones humanos la misma  verdad de Dios y de la facilidad de pisotear los mandamientos; que se  manifieste una vez más el infinito poder del Amor misericordioso; que  en tu corazón inmaculado se revele a todos la luz de la esperanza".
Estas expresiones no son sólo  buenos deseos, sino que nos debe hacer pensar mas profundamente en  nuestros semejantes. Mientras leemos este libro confortablemente en  esta misma ciudad, miles de seres humanos con los mismos derechos ante  Dios, se encuentra  n en las calles, padeciendo frío, hambre, golpes, enfermedades, estar  tirados por las calles por no tener si quiera un pedazo de pan. Por eso  ante esa Iglesia que la misma Virgen profetiza que Satanás entrará en  sus filas, esto no implica - y hay que ser muy claro en esto - que  invada todas sus filas, porque esa misma Iglesia que puede tener  corrupción como en todo ámbito de la vida, es la que recoge a esas  personas que estan en las calles desamparadas, muchos sacerdotes de esa  misma Iglesia Católica, le dan de comer a los menesterosos, a los  desamparados, a los pobres, son los que recogen decenas de miles de  niños de la calle y le tr  atan de dar un futuro, son las que alojan a las mujeres que a veces son  señalizadas por ser madres solteras, le dan hogares, son las que tienen  hospicios para los minusválidos.
Esa misma Iglesia tiene también  el cuerpo de Cristo verdadero en sus filas, por eso prevalecerá contra  el mal del mundo y aún contra los partidarios de Satanás que se metan  en sus filas porque esos partidarios del mal simbolizados a través de  la expresió  n Satanás- también están en las filas políticas, militares y en la  sociedad misma donde prevalece la violencia. Hay seres humanos que  odian y son capaces de cualquier cosa, hay padres que han matado a  todos sus hijos y/o sus esposas, masacrándolas... Hay padres o madres  que han enviado a sus hijos o hijas a la prostitución ¿acaso no es ese  también el cuerpo de Satanás? El mundo en sí tiene ambas dualidades,  por un lado está la luz, el bien y el Amor a través del Cristo en todas  sus vertientes, en todas su  s corrientes filosóficas y espirituales en todas sus Iglesias  conformadas, y por otro lado está el destructor, el maligno que está  también metido en nuestra conciencia, en nuestro ser interior.
Esa lucha del bien y del mal no  está solamente afuera, no miremos para arriba o para los costados:  "Como es arriba es abajo" y el mal está interiormente enquistado en el  ser humano, la lucha entre el bien y el mal es permanente en nosotros a  través de nu  estros actos, de nuestros pensamientos, nuestras obras, nuestras  palabras, nuestra conciencia y nuestra supraconciencia. También la  lucha del bien y del mal está a escala espiritual en nuestro interior  ante la sumatoria biológica, genética y espiritual de servidores del  bien y servidores del mal que en nuestro interior pugnan por  prevalecer. Están también en la sociedad que nos rodea, en el mundo y  es allí donde tenemos la posibilidad de elegir: somos también nosotros  mismos hacedores de nuestro destino p  orque sobre ese pensamiento que María nos antecede en Fátima diciendo  si habrá seres humanos en la Tierra que pensarán que "El que tiene que  venir no viene", eso quiere decir que habrá muchos que dirán: "Jesús ya  no vuelve, ya partió, está en la morada de  l Padre y el que llega al Padre nunca regresa".
Entonces no lo esperarán, es  verdad esto ya que Jesús nos alertó sobre si; "¿habrá alguien esperando  al Hijo del Hombre cuando éste regrese?" y es en este punto donde  ustedes tienen la capacidad de discernir por el Sí o por el No. ¿Quién  va a decidir? ¿S  us vecinos, sus amigos, su familia? Que a veces tratan de evitar que  ustedes crezcan espiritualmente?. ¿Quién es el que tiene que crecer  interiormente, sino ustedes mismos?. ¿Quién más?. Por eso busquemos en  nuestro interior esa chispa divina de Dios que mora en cada uno de  nosotros, porque esa es la base verdadero de todo bien y de toda  virtud. Si encontramos esa chispa divina, por más pequeñita que sea y  le damos más fuerza, más leña a través de la oración, vamos a ver cómo  esa chispa comienza a encende  rse.
Es fácil para muchos grupos  metafísicos incrementar el ego solamente a través del YO superfluo, del  yo egoico: "yo puedo, yo soy esto, soy aquello, ¡soy Dios! ¡somos  dioses!" Pues no señores, no somos dioses, ni siquiera principiantes de  dioses. Somos si  mples criaturas pequeñas y finitas, con una conciencia que solamente  nos permite -por ahora- ver lo cercano. Aquellos primeros hijos de Adán  podían ver más allá de las montañas, de los valles, tenían la capacidad  y la visión, pero no el poder de discernir entre el bien y el mal.
Hoy tratemos de discernir entre  el bien y el mal. Tratemos de darle fuerza a esa chispa interior, a  través de la oración, del ayuno, de la reflexión espiritual, tratemos  que minuto a minuto esa conciencia superior se enaltezca a través de  los buenos pens  amientos y las buenas obras y acciones. Entonces sí, la conciencia  superior del ser humano estará más despierta, velando para que cuando  El Señor venga estemos esperándolo.
Maravillosas revelaciones recibidas por una humilde mujer sobre las Benditas almas del purgatorio:
María Simma era una anciana mujer que vivió hasta el diá de San José del año 2004 en las montañas austríacas. Desde temprana edad ella recibió de Dios el don de recibir la presencia sobrenatural de las almas del Purgatorio, que acuden a ella en busca de oración y ayuda para acortar su tiempo de expiación. Sor Emanuel, muy reconocida por aquellos que conocen la aparición de María en Medjugorje, tuvo la oportunidad de realizarle un reportaje en su humilde casa en la montaña, el cual fue documentado en un hermoso libro.
Extractamos aquí algunas partes importantes de este libro titulado "El maravilloso secreto de las Almas del Purgatorio - Sor Emanuel y María Simma"  (prácticamente la totalidad del libro está reflejada en nuestro artículo).
María Simma tuvo desde niña un especial interés por las almas del Purgatorio, y fue esa la misión que Dios le dio para esta vida cuando tuvo la edad de 25 años. Adecuadamente asistida por su confesor y director espiritual, y bajo el cercano seguimiento del Obispo del lugar, María vive una vida donde la Presencia sobrenatural se vuelve cotidiana. Las almas se presentan a ella buscando ayuda, y también dando testimonio de sus sufrimientos, su vida en la tierra y su deseo profundo de llegar cuanto antes a estar en la Presencia de Dios en forma definitiva.
Los conocimientos que las almas del Purgatorio le refieren son una hermosa y fuerte confirmación de toda la Doctrina sobre la que se funda la Iglesia Católica, y una invitación a todos nosotros a vivir una activa y sincera práctica de los sacramentos. Pero, por sobre todo, María Simma nos invita a una práctica cotidiana del amor como la puerta más importante para la salvación de nuestra alma. El amor cura y cubre muchos de nuestros pecados, a la hora de nuestro juicio particular.
Descubra en este testimonio muchas de las confirmaciones que su corazón estaba buscando, ya que Jesús y María se expresan a través de las palabras de María Simma, invitándonos a una conversión sincera y profunda, basada en el amor por Dios y por todos nuestros semejantes. Nuestra Santa Iglesia florece en las palabras de esta humilde mujer, cuyo amor por Dios la ha llevado a grandes y constantes sacrificios. Un alma humilde puede obrar muchos milagros, ya que agrada a los ojos del Creador, que la toca con la gracia y la convierte en un instrumento de evangelización. Eso es, en breves palabras, María Simma.
(Los comentarios y las preguntas son realizadas por Sor Emanuel)
Sor Emanuel: Henos aquí, María, ¿puedes contarnos ahora cómo fuiste visitada, la primera vez, por un alma del Purgatorio?
María Simma: Sí, fue en el año 1940, de noche, a las 3 o 4 de la madrugada. Oí a alguno que iba y venía en mi cuarto. Esto me despertó. Miré para ver quien pudiese haber entrado en mi cuarto.
-¿ Tuviste miedo?
- No, yo no soy nada miedosa. Cuando yo era pequeña, mi madre me decía que era una niña del todo especial, porque nunca tenía miedo.
-¿ Y entonces, esa noche? ¡Cuéntanos!
- Oh, vi que era un extraño. Iba y venía lentamente. Le pregunté con tono severo: "¿Cómo has entrado aquí?, ¿qué has perdido?". Pero él continuaba a caminar en mi cuarto, de aquí para allá, como si nada fuese. Entonces le volví a preguntar: "¿Qué haces?". Y puesto que continuaba a no querer responderme, me levanté de un salto para aferrarlo, pero no toqué mas que el aire, y el hombre había desaparecido... Entonces regresé a la cama, y de nuevo comencé a sentir que iba y venía. Me preguntaba por qué veía allí a ese hombre, y por qué no podía aferrarlo. Me levanté de nuevo para asirlo y para hacer que desistiese de caminar. Nuevamente me topé con la nada. Quedé perpleja. Volví a acostarme. No volvió otra vez, pero aquella noche no conseguí adormecerme. Al día siguiente, después de misa, fui a ver a mi director espiritual y le conté lo sucedido. El me dijo "Si todo eso recomienza, no preguntes: "¿Quien eres?, sino, ¿“Qué quieres de mí?".
La noche siguiente el hombre regresó. Era el mismo, y yo le pregunté: "¿Qué quieres de mí?". Me respondió: "Haz celebrar tres misas por mí y yo seré liberado". Entonces comprendí que era un alma del Purgatorio. Mi padre espiritual me lo confirmó. Me aconsejó de no rechazar jamás a las almas del Purgatorio, y de acoger con generosidad sus pedidos.
- Y después, ¿continuaron las visitas?
- Sí, durante algunos años venían tres o cuatro almas solamente, sobre todo en el mes de noviembre. Luego no vinieron más.
- ¿Y qué te piden estas almas?
- Muchas veces piden de hacer celebrar misas y de asistir a esas misas; piden de recitar Rosarios, y también de hacer el Vía Crucis.
- A este punto se nos plantea una pregunta, que es fundamental: ¿Qué es exactamente el Purgatorio?
- Diría que es una invención genial por parte de Dios. Y aquí quisiera proponerles una imagen toda mía. Supongan que un día se abre una puerta y aparece un ser extraordinariamente bello, de una belleza tal, nunca vista sobre la tierra. Aquí quedan fascinados, trastornados por este SER de luz y de belleza, tanto más que él demuestra estar locamente enamorado de ustedes (lo que nunca se hubiesen imaginado); se dan cuenta que también él tiene un gran deseo de atraerlos a sí, de abrazarlos; y el fuego del amor que quema ya en sus corazones los empuja seguramente a precipitarse entre sus brazos. Pero ustedes, se dan cuenta, en ese preciso instante, de que hace meses que no se lavan, que huelen mal, que se sienten horriblemente feos; tienen la nariz que chorrea, los cabellos grasosos y pegoteados, horribles manchas de suciedad sobre la ropa, etc., etc.Entonces se dicen a sí mismos: "¡No, no es posible que yo me presente en este estado!. Es preciso que antes me lave, me duche, y luego, rápidamente, regrese a verlo…". Pero he aquí que el amor nacido en sus corazones es tan intenso, tan fuerte, tan abrasador, que este atraso debido a la ducha es absolutamente insoportable. Y el dolor mismo de la ausencia, aunque dure sólo pocos minutos, causa un ardor atroz en el corazón. Y, ciertamente, este ardor es proporcional a la intensidad de la revelación del amor: es una Llama de amor...
Pues bien, el Purgatorio es exactamente esto. Es un atraso impuesto por nuestra impureza, un atraso antes del abrazo de Dios, una Llama de amor que hace sufrir terriblemente; una espera, o si quieren, una nostalgia, del Amor. Es precisamente esta Llama, esta ardorosa nostalgia la que nos purifica de todo lo que aún es impuro en nosotros. Me atrevería a decir que el Purgatorio es un lugar de deseo, del deseo loco de Dios, de Dios que ya ha sido reconocido y visto, pero al cual el alma todavía no se ha unido.
Las almas del Purgatorio hablan con frecuencia con María sobre ese gran deseo, de esa sed que tienen de Dios, y cómo ese deseo es para ellas profundamente doloroso; es, sin duda, una verdadera agonía. En la práctica el Purgatorio es una gran crisis, una crisis que nace de la falta de Dios.
Sobre esto he querido que María nos precisara un punto fundamental:
- María, ¿las almas del Purgatorio prueban alegría y esperanza en medio de sus sufrimientos?
- Sí, ningún alma quisiera volver del Purgatorio a la tierra, porque ellas ya tienen un conocimiento de Dios infinitamente superior al nuestro, y no podrían nunca más decidirse a regresar a las tinieblas de este mundo. He aquí, entonces, la gran diferencia entre los sufrimientos del Purgatorio y los de la tierra: en el Purgatorio, aunque sea terrible el dolor del alma, la certeza que se tiene de vivir con Dios es tan fuerte e indestructible que el gozo de esta certeza supera aun el dolor; y por nada del mundo esas almas quisieran volver a vivir sobre la tierra donde, al fin de cuentas, nunca se tiene seguridad de nada.
- María, ¿ahora podrías decirnos si es Dios quien envía un alma al Purgatorio, o si, en cambio, es el alma misma quien decide de ir allí?
- Es el alma misma quien quiere ir al Purgatorio para purificarse, antes de entrar en el Paraíso. Pero aquí es preciso decir también que el alma, cuando está en el Purgatorio, adhiere perfectamente a la voluntad de Dios;por ejemplo, se complace del bien y desea nuestro bien; experimenta tanto amor por Dios, y también por quienes aún estamos en la tierra. Estas almas están perfectamente unidas al Espíritu de Dios o, si quieren, a la Luz de Dios.
- María, ¿en el momento de la muerte, se ve a Dios en plena luz, o en manera confusa?
- En manera aún confusa; con todo, hay una claridad tal, que basta, ciertamente, para tener nostalgia.
¡Es verdad!. Es una luz resplandeciente, en relación a las tinieblas de la tierra; pero todavía es nada con respecto a la Luz que el alma conocerá en el Cielo. Del resto, a tal propósito, podemos hacer una confrontación con las experiencias de las que se habla en el libro "La vida más allá de la vida": muchísimas de esas personas que, de un estado de pre-muerte (por coma, paro cardíaco, etc.), han entrevisto algo del más allá, quedaron tan fascinadas de esa luz, que para ellas ha sido una verdadera agonía retornar a la común existencia sobre la tierra, después de aquella experiencia.
- María, ¿puedes decirme cuál es el papel de la Virgen con respecto a las almas del Purgatorio?
- Sí, viene frecuentemente para consolarlas y decirles que han hecho bien tantas cosas, y les da coraje.
- ¿Hay días especiales en los cuales ella las libera?
- Si, sobre todo el día de Navidad, el día de Todos los Santos, el Viernes Santo; las libera también el día de su Asunción y en el de la Ascensión de Jesús.
- Pero, María, ¿por qué se va alPurgatorio? ¿Cuáles son los pecados que conducen con frecuencia a las almas al Purgatorio?
- Son los pecados contra la caridad, contra el amor hacia el prójimo, la dureza del corazón, la hostilidad, la calumnia; sí, todas estas cosas. Sé que la maldición y la calumnia se cuentan entre las culpas más graves que necesitan una larga purificación.
María, al respecto, nos ofrece un ejemplo que la ha impactado mucho, y es un testimonio que quiero contarles. Se trata de un hombre y de una mujer; de ellos se le pidió se informase si estaban en el Purgatorio. Con gran asombro de quienes se lo habían pedido, la mujer ya estaba en el Paraíso y el hombre en el Purgatorio. Pero en realidad esa mujer había muerto después de un aborto, mientras que el hombre iba con frecuencia a la iglesia y llevaba una vida, aparentemente, bastante digna y piadosa. Entonces María se informa nuevamente, pensando que podría haberse equivocado. Pero no, era tal cual: en realidad los dos murieron contemporáneamente, pero la mujer se había arrepentido sinceramente de lo que había hecho, y había sido muy humilde; en cambio el hombre, aunque religioso, juzgaba todo y a todos, siempre se lamentaba, hablaba mal de la gente, y criticaba. Por eso su purgatorio era muy largo. Y María concluyó: "Nunca se debe juzgar según las apariencias".
Otros pecados contra la caridad son, por cierto, todos nuestros repudios hacia algunas personas que no amamos, nuestro rechazo en hacer las paces, en perdonar, y todos los rencores que encerramos en el corazón. Al respecto María nos reveló un testimonio que nos hace reflexionar. Es la historia de una persona que ella conocía muy bien. Esta persona había muerto. Era una mujer y se encontraba en el Purgatorio, padeciendo sufrimientos atroces. Y cuando esa alma visitó a María, ella le preguntó el porqué; y el porqué era que ella tenía una amiga, sí, una amiga con la cual surgió una enemistad muy grande; y esa enemistad había sido causada por ella misma y, a pesar de todo, había conservado su rencor por años y años; y cuando su amiga, en varias circunstancias, había venido a pedirle de hacer las paces, de reconciliarse, ella la rechazaba; y cuando cayó gravemente enferma, había continuado a tener cerrado su corazón, a rechazar la paz que se le proponía; y hasta en el lecho de muerte, aquella amiga había venido a suplicarle de hacer las paces; pero aún en su lecho de muerte ella había rechazado reconciliarse. Por ese motivo se encontraba aún en un purgatorio muy doloroso, y por eso había venido a pedir ayuda a María.
Este testimonio sobre la gravedad de conservar el rencor es muy significativo. Por lo que se refiere a las palabras, nunca se dirá bastante acerca de cómo una palabra de crítica, una palabra malévola pueda realmente matar, y también cómo una buena palabra pueda curar.
- Entonces, María, ¿puedes decirnos quienes son los que tienen mayores posibilidades de ir directamente al Paraíso?
- Son aquellos que tienen un corazón bueno, un corazón bueno hacia todos. La caridad cubre una multitud de pecados.
Sí, es San Pablo quien nos lo dice.
- Y ¿cuáles son los medios que podemos emplear sobre la tierra para evitar el Purgatorio e ir derecho al Paraíso?
- Debemos hacer mucho por las almas del Purgatorio, porque son ellas quienes, a su vez, nos ayudan. Hay que tener mucha humildad: ésta es el arma más grande contra el Maligno. La humildad elimina el mal.
A este punto no resisto al deseo de referir un bellísimo testimonio del Padre Berlioux (que ha escrito un hermoso libro sobre las almas del Purgatorio), con relación a la ayuda ofrecida por estas almas a aquellos que las ayudan con oraciones y sufragios:
"Se cuenta que una persona muy amiga de las almas del Purgatorio había consagrado toda su vida a sufragar por ellas. Habiendo llegado la hora de su muerte, fue asaltada con furor por el demonio que la veía a punto de escapársele. Parecía que el abismo entero, confederado contra ella, la rodease con sus cohortes infernales. La moribunda luchaba desde hacía tiempo entre los esfuerzos más penosos, cuando todo de un golpe vio entrar en su casa una multitud de personajes desconocidos, pero resplandecientes de belleza, que pusieron en fuga al demonio y, acercándose a su lecho, le dirigieron palabras de aliento y de consolación totalmente celestiales. Emitiendo entonces un profundo suspiro, y llena de alegría, gritó: ¿quiénes son ustedes? ¿quiénes son los que me hacen tanto bien?. Aquellos buenos visitantes respondieron: "Nosotros somos habitantes del Cielo, que tu ayuda ha encaminado a la felicidad, y, como reconocimiento, venimos a ayudarte para que cruces el umbral de la eternidad y te libres de este lugar de angustia y te introduzcas en las alegrías de la Ciudad Santa".
Con estas palabras una sonrisa iluminó el rostro de la moribunda. Sus ojos se cerraron y ella se durmió en la paz del Señor. Su alma, pura como una paloma, presentándose al Señor de los Señores, encontró tantos protectores y abogados entre las almas que ella había liberado; y reconocida digna de la gloria, entró allí triunfalmente, en medio de los aplausos y las bendiciones de quienes había liberado del Purgatorio".
¡Ojalá que también nosotros, un día, podamos tener la misma suerte!. Entonces hay que decir que las almas, sí, las almas liberadas por nuestra plegaria, son sumamente agradecidas. Les aconsejo, pues, que hagan la experiencia; las almas nos ayudan, conocen nuestras necesidades y nos obtienen muchas gracias.
- Entonces María, ahora pienso en el buen ladrón, en aquel que estaba crucificado junto a Jesús, y me gustaría saber que hizo para que Jesús le prometiese que, ese mismo día, estaría con él en el Paraíso.
- El aceptó humildemente su sufrimiento diciendo que era algo justo. Alentó al otro ladrón a aceptar también él su condición. El tenía el temor de Dios, es decir, era humilde.
Otro hermoso ejemplo, que nos contara María Simma, demuestra cómo un gesto de bondad puede rescatar, en poquísimo tiempo, una vida de pecado. Escuchémoslo narrado con sus mismas palabras:
"Conocía a un joven de unos veinte años. Vivía en un pueblo vecino al mío. Este pueblo había sido duramente golpeado y destruido por una serie de aludes que mataron un gran número de habitantes. Era en el ano 1954. Una noche ese joven se hallaba en la casa de sus padres. Imprevistamente un terrible alud se abate precipitando cerca de su casa. El oye gritos desgarradores, gritos lastimeros que invocan: "¡Ayúdennos! ¡Sálvennos! ¡Vengan a socorrernos!... ¡Somos arrollados por los aludes!... ". De inmediato el joven se levantó y se precipitó para socorrer a esas personas. Pero su madre, que había oído los gritos, le impidió pasar, cerró la puerta y dijo: "¡No, otros deben socorrerlos, nosotros no!. Afuera es demasiado peligroso. No quiero que haya un muerto más": Pero él, puesto que había sido impactado por esos gritos y quería verdaderamente socorrer a esa gente, empuja a su madre y dice: "¡Sí, yo voy! ¡No quiero dejarlos morir así!': y salió. Pero también él, a lo largo del trayecto, fue embestido por un alud y murió...
Dos días después de su muerte, él vino a visitarme de noche y me dijo: "Haz celebrar tres misas por mí, así seré liberado del Purgatorio". Yo fui a dar cuenta de ello a su familia y a sus amigos. Ellos quedaron muy sorprendidos al oír que, solamente con tres misas, se libraría del Purgatorio. Alguno de sus amigos agregó "Yo no hubiera querido estar en su lugar en la hora de la muerte. ¡Si hubiesen visto todas las fechorías que cometió!... ". Pero ese joven, con posterioridad, me declaró: "Yo he cumplido un acto de amor puro poniendo a riesgo mi vida y donándola por aquellas personas; y es gracias a esto que el Señor me ha acogido tan rápidamente en Su Cielo. Es verdad, la caridad cubre una multitud de pecados".
En este episodio se ve cómo un solo acto de amor desinteresado ha sido suficiente para purificar a ese joven de una vida de fechorías; y el Señor ha aprovechado de ese instante de amor para llamarlo a sí. María, en efecto, ha dicho que este joven quizás nunca hubiese tenido en su vida la ocasión de realizar un acto de amor tan fuerte, y quizás se hubiese convertido en un hombre malvado. El Señor, en Su Misericordia, lo ha llamado a sí justo en el mejor momento, en el momento más puro a causa de ese acto de amor.
Ahora he aquí otro episodio que demuestra cómo el Señor acepta y valoriza también un simple acto de bondad:
- El alma de una mujer se presentó, un día, con un balde en mano. "¿Qué haces con ese balde?", le pregunté. Es la llave de mi Paraíso, respondió radiante. No he orado mucho durante mi vida; raramente iba a la iglesia pero una vez, antes de Navidad, he limpiado gratuitamente toda la casa de una pobre anciana. Ha sido mi salvación ". Esta es la prueba que todo depende de la caridad.
Es también importante, cuando se está a punto de la muerte, abandonarse a la voluntad del Señor. María me narró el caso muy hermoso de una madre de cuatro hijos que estaba por morir. En vez de rebelarse y de inquietarse ella dijo al Señor: "Acepto la muerte, en el momento que tú lo quieras, y pongo mi vida en tus manos. Te confío mis hijos y sé que tú encargarás de ellos". María me dijo que, a causa de esta inmensa confianza en Dios, esa mujer fue directamente al Paraíso sin pasar por el Purgatorio. Verdaderamente se puede decir que el amor; la humildad y el abandono a Dios son tres llaves de oro que nos hacen entrar directamente en el Paraíso.
- María, ¿podrías decirnos cuáles son los medios más eficaces para facilitar la liberación de las almas del Purgatorio?
- EI medio más eficaz es la Misa.
- ¿Por qué la Misa?
- Porque es Cristo quien se ofrece por amor nuestro. Es la ofrenda del mismo Cristo a Dios, la más bella de las ofrendas. EI sacerdote es el representante de Dios y es el mismo Dios que se ofrece y se sacrifica por nosotros. La eficacia de la Misa por los difuntos es tanto mayor cuanto más grande ha sido la estima que ellos tuvieron por la Misa cuando eran todavía en vida. Si en esas Misas han orado con todo el corazón y si han asistido también durante la semana, según el tiempo disponible, ellos sacarán grande provecho de las misas celebradas por ellos. También en esto se recogerá lo que se ha sembrado.Además de ir nosotros, no nos olvidaremos de invitar a nuestros hijos a que asistan a estas Misas, y, si posible, invitemos a los muchachos de las escuelas. Ningún padre, ninguna madre, ningún catequista puede poner en el corazón del niño lo que Nuestro Señor personalmente le da, en gracias, durante la Misa y la Comunión.
Agregaré que un alma del Purgatorio ve muy bien el día de sus funerales: si se reza verdaderamente por él o si, simplemente, se hace acto de presencia para mostrar que está allí. Ellas dicen que las Lágrimas no sirven para nada para ayudarlas. En cambio sirve mucho la oración. Con frecuencia esas almas lamentan el hecho de que las personas asisten a su sepultura, pero no elevan una sola plegaria a Dios; derraman muchas lágrimas, pero eso es inútil.
Con relación a la Misa, quisiera citarles un hermoso ejemplo narrado por el santo Cura de Ars a sus parroquianos: "Hijos míos, un buen sacerdote había tenido la desgracia de perder un amigo muy querido. Por eso rezó mucho por la paz de su alma. Un día Dios le hizo saber que su amigo estaba en el Purgatorio y sufría terriblemente. Este santo sacerdote pensó que no podía hacer algo mejor que ofrecer el Santo Sacrificio de la Misa por su querido difunto. En el momento de la Consagración, tomó la Hostia entre sus manos y dijo: "Padre Santo y Eterno, en tus manos divinas está el alma de mi amigo en el Purgatorio y en mis pobres manos de ministro tuyo está el Cuerpo de Tu Hijo Jesús. Pues bien, Padre Bueno y Misericordioso, libra a mi amigo y yo te ofrezco a Tu Hijo junto con todos los méritos de Su Gloriosa Pasión y Muerte". Este pedido fue escuchado. De hecho, en el momento de la elevación, él vio que el alma de su amigo subía al Cielo resplandeciente de gloria. Dios había aceptado la ofrenda”.
"Por eso hijos míos, concluyó el santo Cura de Ars, cuando querramos liberar a nuestros seres queridos que están en el Purgatorio, hagamos lo mismo. Ofrezcamos al Padre, por medio del Santo Sacrificio, a Su Hijo Dilecto, junto con todos los méritos de Su Pasión y Muerte, así no podrá rechazarnos nada".
Otros medios muy eficaces para ayudar a las almas del Purgatorio son el ofrecimiento de nuestros sufrimientos, nuestras mortificaciones y el sufrimiento voluntario, como por ejemplo el ayuno, las privaciones, etc. Y, naturalmente, también los sufrimientos involuntarios como las enfermedades, los lutos, los abandonos...
- María, tú fuiste invitada, muchas veces, a sufrir por las almas del Purgatorio para liberarlas. ¡Puedes decirnos qué has vivido y probado en esos momentos!
- La primera vez un alma (era una mujer) me preguntó si quería sufrir tres horas, en mi cuerpo, por ella; y agregó que luego yo podría retomar mi trabajo. Yo me dije: "Si es sólo por tres horas, quiero aceptar". Esas tres horas me parecieron que durasen como tres días, tan terribles eran los sufrimientos. Pero, al fìnal, miré el reloj y vi que habían pasado sólo tres horas. EI alma luego me dijo que, habiendo aceptado sufrir con amor esas tres horas, le había ahorrado veinte años de Purgatorio.
- María, ¿por qué, una vez llegados al Purgatorio, no se pueden adquirir méritos y, en cambio, mientras se está en la tierra siempre se los pueden adquirir?
- Porque en el momento de la muerte los méritos se terminan. Mientras uno vive en la tierra puede reparar el mal que ha cometido antes. Las almas del Purgatorio tienen una santa envidia por esta posibilidad nuestra. Hasta los Angeles son celosos de nosotros, porque tenemos la posibilidad de "crecer" mientras estamos sobre la tierra. Pero muchas veces la aparición del sufrimiento en nuestra vida nos hace rebelar y tenemos dificultad en aceptarlo y vivirlo bien.
- Entonces, ¿cómo vivir el sufrimiento para que pueda dar frutos?
- Los sufrimientos son la prueba más grande del amor de Dios, y si se ofrecen bien, pueden ganar muchas almas.
- Pero ¿qué hacer para recibir los sufrimientos como un don, y no (como se hace con frecuencia) como una punición o un castigo?
- Hay que ofrecerlo todo a la Virgen Santa, pues ella sabe mejor que nadie quién necesita esta o aquella ofrenda para ser salvado.
Quisiera referir aquí un testimonio que María me ha contado a propósito del sufrimiento. El hecho ocurrió en el año 1954. Una serie de avalanchas muy desastrosas se abatieron sobre un pueblito cercano al de Mana, causando gravísimos daños. Otros aludes se habían precipitado en dirección al pueblito de María. Pero aquí sucedió que los aludes se detuvieron ante el pueblito en modo ciertamente milagroso, sin causar algún daño. Las almas dijeron a María que en ese pueblito había vivido y muerto una mujer que, durante treinta años, estuvo enferma y había sido cuidada muy mal; había sufrido terriblemente durante todos esos años, ofreciendo todos sus dolores por el bien de su pueblito. Las almas revelaron a María que, gracias al ofrecimiento de aquella mujer, el pueblito se había salvado. Ella había ofrecido sus sufrimientos durante 30 años y los había soportado con paciencia. María nos dice que, si aquella mujer hubiese gozado de buena salud, no hubiese podido proteger a su pueblito; agrega que con el sufrimiento, pacientemente soportado, se pueden salvar más almas que con las oraciones. No tenemos que ver siempre el sufrimiento como una punición. Puede ser aceptado como expiación, no sólo para nosotros mismos, sino sobre todo para los demás. Jesucristo era inocente, y fue El quien sufrió más que todos para expiar por nuestros pecados.
Sólo en el Cielo sabremos totalmente lo que hemos obtenido por medio del sufrimiento soportado pacientemente, en unión con los sufrimientos de Cristo.
- María, ¿se da una cierta rebeldía por parte de las almas del Purgatorio a causa de sus sufrimientos?
- No, ellas quieren purificarse y comprenden que los sufrimientos son necesarios.
- ¿Cuál es el valor de la contrición y del arrepentimiento en el momento de la muerte?
- La contrición es importantísima. Los pecados como sea, son perdonados, pero queda la consecuencia del pecado. Si se quiere obtener la indulgencia plenaria en el momento de la muerte, esto es, ir derecho al Cielo, el alma tiene que estar libre de toda atadura.
Ahora quisiera referir un testimonio muy significativo que nos ha contado María. Le habían pedido que se informara sobre una mujer cuyos parientes la creían perdida, pues había vivido una vida muy mala y estaba totalmente inmersa en el pecado. Fue víctima de un accidente: se había caído del tren que, en su marcha, la había arrollado y matado. Un alma dijo a María que esa mujer se había salvado del Infierno porque, en el momento de la muerte, había dicho a Dios: "Tú haces bien en retomar mi vida, porque así ya no podré ofenderte", y eso ha cancelado todos sus pecados. Y esto es muy significativo, porque un solo acto de humildad, de arrepentimiento en la hora de la muerte, nos salva. Eso no significa que esa mujer no haya pasado por el Purgatorio; pero se salvó del infierno merecido a causa de su conducta.
- María, quisiera preguntarte en el momento de la muerte ¿se da un tiempo en el que el alma tiene la posibilidad de dirigirse a Dios antes de entrar en la eternidad, un tiempo, si se quiere, entre lo muerte aparente y la muerte real?
- Sí, el Señor da a cada alma algún instante para que se arrepienta de sus pecados y se decida si acepta o no acepta llegar a Dios. En ese breve tiempo se ve como en un fìlme la propia vida. Yo conocía a un hombre que creía en los preceptos de la Iglesia, pero no en la vida eterna; un día se enfermó gravemente y entró en coma. Entonces él se vio en una sala con una pizarra en la que estaban escritas todas sus acciones: tanto las buenas como las malas; luego la pizarra desapareció, también las paredes de aquella sala, y todo era infinitamente bello. Luego se despertó del coma y decidió cambiar de vida.
Este episodio es semejante a tantos otros refrendos en el libro "La vida más allá de la vida": la experiencia momentánea de la luz sobrenatural es tal que esas personas no pueden vivir más como vivían antes.
- Entonces, María, ¿en la hora de la muerte, Dios se revela con la misma intensidad a todas las almas?
- A cada alma se le da el conocimiento de su propia vida, y también del sufrimiento futuro, pero esto no es igual para todos. La intensidad de la revelación del Señor depende de la vida de cada alma.
- María, ¿el diablo tiene el poder de atacarnos en el instante de nuestra muerte?
 - Si, pero el hombre tiene también la gracia de resistirlo y de rechazarlo, porque, si el hombre no quiere, el demonio no puede hacer nada.
- María, ¿qué consejos darás a quien quisiera hacerse santo ya en esta tierra?
- Ser humildísimo. No debe ocuparse de sí mismo. Debe huir del orgullo, que es la trampa más peligrosa que tiende el Maligno.
- María, ¿podrías decirnos si se puede pedir al Señor de hacer su propio Purgatorio en la tierra para no hacerlo después de la muerte?
 - Oh, sí. He conocido un sacerdote y una muchacha, los dos estaban enfermos en el hospital. La muchacha decía al sacerdote que ella pedía al Señor de poder sufrir en la tierra tanto cuanto fuera necesario pare ir directamente al Cielo, y el sacerdote respondió que él no se atrevía a pedir eso. Junto a ellos había una religiosa que escuchaba toda la conversación. Luego la muchacha murió antes, y poco después murió también el sacerdote; él se apareció a la religiosa diciéndole: "Si hubiese tenido igual confianza que esa muchacha, también yo hubiese ido directamente al Paraíso '´.
- Gracias por este hermoso testimonio, María.
Ahora María me pide 5 minutos de descanso pues tiene que dar de comer a las gallinas.









La vuelvo a ver en seguida y continuamos con nuestras preguntas
- Sí, por cierto que es difícil describirlos. Pero, dime, ¿Jesús no va al Purgatorio?
- Ningún alma me lo ha dicho. Es la Madre de Dios quien va. Una vez pregunté a un alma del Purgatorio si debía ir ella misma a buscar a las almas de las que pedían noticias. Me respondió que no: es la Madre de Misericordia quien da noticias. Ni siquiera los santos van al Purgatorio; en cambio los Angeles están allí: San Miguel... y cada alma tiene cerca a su Angel Custodio.
- ¡Qué estupendo, los Angeles están con nosotros! Pero, ¿qué hacen los Angeles en el Purgatorio?
- Alivian y consuelan. Las almas pueden verlos.
- ¡Oh, qué bello! .María, si continuas a hablarnos de los Angeles casi me haces venir el deseo de ir al Purgatorio. Otra pregunta: tú sabes que, hoy, mucha gente cree en la reencarnación, ¿Qué dicen las almas sobre este tema?
- Las almas dicen que Dios nos da una sola vida.
- Pero algunos sostienen que una sola vida no es suficiente para conocer a Dios y para tener el tiempo de convertirse verdaderamente, y piensan que eso no sea justo. ¿Que le respondes a tales personas?
- Todas las almas tienen una fe interior; aun si no son practicantes, ellas reconocen a Dios. No existe nadie que no crea totalmente. Cada hombre tiene una conciencia para reconocer el bien y el mal, una conciencia dada por Dios y un conocimiento interior, ciertamente de grados diversos, como sea, sabe distinguir el bien del mal. Con tal conciencia cada ser humano puede llegar a la bienaventuranza.
- ¿Qué pasa con las personas que se suicidan?. ¿alguna vez te visitó una de esas almas?
- Las almas que vienen a mí son sólo almas del Purgatorio. Por lo tanto, hasta hoy, nunca encontré el caso de un suicida que se haya perdido; eso no significa que no las haya. Pero algunas almas me dicen que con frecuencia son más culpables aquellos que han estado alrededor de ellas, porque han sido negligentes o han difundido calumnias.
A este punto pregunté a María si las almas se arrepienten de haberse suicidado, y María me respondióque si, pero me dijo que, con frecuencia, el suicida es una persona enferma. Con todo, las almas se arrepienten porque, apenas ven las cosas a la luz de Dios, comprenden, en un solo instante, todas las gracias que les estarían reservadas a ellas durante el tiempo que aún les quedaba por vivir, y ven todo el tiempo restante (meses o años), y todas las almas que hubiesen podido ayudar ofreciendo el resto de su vida a Dios; y lo que a ellas les causa mayor dolor por su pasado es ver el bien que hubiesen podido hacer y que, en cambio, no hicieron porque abreviaron su vida. Pero, si la causa del suicidio fue una enfermedad, el Señor, sin duda, no lo tiene en cuenta.
- María, quisiera preguntarte si almas de personas de otras religiones, por ejemplo judíos, han venido a visitarte
- Sí, y están en la felicidad. Quien vive bien su fe está en la paz; pero es a través de la fe católica que se gana mucho más para el Cielo.
- ¿Existen religiones que son malas para las almas?
- No, pero ¡hay tantas religiones en la tierra!. Los más cercanos a la fe Católica son los ortodoxos y los protestantes. Hay muchos protestantes que recitan el Rosario; pero las sectas son muy, muy malas. ¡Hay que hacer de todo para salir de ellas!
- María, ¿hay sacerdotes en el Purgatorio?. (Aquí veo que María alza los ojos al Cielo como para decir: "¡Ay de mí!...").
- Sí, hay muchos. Esos no han colaborado para tener respeto por la Eucaristía, y entonces toda la fe sufre. Con frecuencia están en el Purgatorio por haber descuidado la oración, y su fe ha disminuido; pero es también cierto que muchos de ellos han ido directamente al Paraíso. Un encuentro inolvidable para mí fue aquel con un sacerdote cuya mano derecha era negra. Le pregunté la causa: "Hubiera tenido que bendecir más", me dijo. "Di a todos los sacerdotes que encuentres que deben bendecir mucho más: ellos pueden dar numerosas bendiciones y conjurarían las fuerzas del mal ".
- Bien, ¿y qué le dirías a un sacerdote que quisiera vivir verdaderamente según el corazón de Dios?
- Le aconsejaría de rezar mucho al Espíritu Santo y de recitar cada día el Rosario.
- María, ¿hay niños en el Purgatorio?
- Sí, pero para ellos el Purgatorio no es muy largo ni muy penoso, porque a ellos les falta el pleno discernimiento.
- Pienso que algunos de ellos han venido a encontrarte. Tu nos contabas la historia de aquella niñita… el alma más pequeña que has visto; era una niñita de 4 años. Pero ¿por qué estaba en el Purgatorio?
- ¿Por qué?. Esta niñita había recibido de sus padres, como regalo de Navidad, una muñeca. Tenía una hermana melliza, que también había recibido una muñeca. Y he aquí que esa niñita de 4 años había roto su muñeca y entonces, a escondidas, sabiendo que nadie la veía, fue a poner esa muñeca rota en el lugar de la de su hermana, y a hacer así el cambio, sabiendo muy bien, en su corazoncito, que habría ocasionado muchísimo dolor a su hermana; se daba cuenta que eso era un engaño y una injusticia. Por esta causa pasó por el Purgatorio.
Sí, los niños con frecuencia tienen una conciencia más viva que la de los adultos, y es preciso sobre todo luchar contra la mentira; ellos son muy sensibles.
- María, ¿cómo pueden los padres ayudar en la formación de la conciencia de sus hijos?
- Sobre todo con el buen ejemplo: es lo más importante; y luego con la oración. Los padres deben bendecir a sus hijos e instruirlos bien en las cosas de Dios.
- Lo dicho es muy importante. ¿Te han visitado almas que, sobre la tierra, practicaban perversiones?. Pienso, por ejemplo, en el campo de la sexualidad.
- Las almas que he conocido (todas del Purgatorio), no se han perdido, pero deben sufrir mucho para purifìcarse. En todas las perversiones está presente la obra del Maligno. En modo particular en la homosexualidad.
- ¿qué consejo darías a todas esas personas que son tentadas por la homosexualidad, que tienen en ellos esas tendencias?
- Les diría de rezar, rezar mucho, para tener la fuerza de alejarse. Sobre todo hay que orar al Arcángel san Miguel, pues es él, por excelencia, quien combate contra el Maligno.
-¡Oh, sí el Arcángel san Miguel! ¿Y cuáles son las tendencias del corazón que pueden conducir a la pérdida de nuestra alma, a la pérdida definitiva de nuestra alma, es decir al infierno?
- Es cuando no se quiere ir hacia Dios, es decir cuando se dice decididamente: "¡Yo no quiero!"
Te agradezco por esta aclaración. Y aquí te quisiera contar que, sobre este argumento, he interrogado a Vicka, una de las videntes de Medjugorje, que me decía también ella que al infierno (¡y ella al infierno lo ha visto!), van únicamente aquellos que deciden de ir allí, y no es Dios quien los manda. Al contrario, El suplica al alma de acoger Su Misericordia. El pecado contra el Espíritu Santo del que habla Jesús, y que por tanto no es perdonado, es el rechazo radical de su misericordia, y eso en plena luz y en plena conciencia. Yo señalo que Juan Pablo IIlo explica muy bien en su encíclica sobre la Misericordia; pero también en esto podemos hacer mucho, por medio de la oración, por las almas que están en peligro de perderse.
- María, ¿tendrías algún testimonio al respecto?
- Un día me encontraba en el tren. En mi compartimento había un hombre que no terminaba de criticar a la Iglesia, a los sacerdotes y hasta de ofender a Dios. No cesaba de maldecir, y yo le dije: "Usted no tiene el derecho de decir todo eso, ¡no está bien!". Llegada a mi estación, mientras bajaba los dos peldaños de la escalerita, dije sencillamente a Dios: "¡Señor, que esta alma no se pierda!...". Algunos años después el alma de este hombre vino a visitarme y me contó de haber estado a la orilla del Infierno y de haberse salvado sólo por la oración que yo había hecho en aquel momento.
Sí, es extraordinario ver como tan solo un pensamiento, un impulso del corazón, una sencilla oración por alguien, pueda impedirle de caer en el infierno, porque es el orgullo que hace ir al infierno. Y el infierno es eso: es el obstinarse a decir NO a Dios; pero nuestras oraciones pueden suscitar, en quien muere, un acto de humildad; y sólo un impulso de humildad, por mínimo que sea, tiene tanta fuerza como para hacemos evitar el infierno.
- Un alma me contó: "No habiendo observado las leyes de tránsito, me maté a causa del golpe, mientras iba en motocicleta en Viena”. Le pregunté: "¿Estabas preparada para entrar en la eternidad?". "No lo estaba, agregó, pero Dios da dos o tres minutos para que se puedan convertir a cuantos pecan contra de él con insolencia y presunción. Y sólo quien lo rechaza es condenado". El alma continuó con su comentario interesante e instructivo: "Cuando uno muere en un accidente, las personas dicen que era su hora. Es falso: eso se puede decir sólo cuando una persona muere no por su culpa. Pero según los designios de Dios, yo hubiera podido vivir aún treinta años; entonces hubiese transcurrido todo el tiempo de mi vida". Por eso el hombre no tiene el derecho de exponer su vida a un peligro de muerte, salvo en caso de necesidad. Un médico vino un día a lamentarse que debía sufrir por haber acortado la vida de sus pacientes con inyecciones para que no sufrieran más. Dijo que el sufrimiento, soportado con paciencia, tiene para el alma un valor infinito; se tiene el deber de aliviar los grandes sufrimientos, pero no el derecho de acortar la vida con medios químicos. En otra ocasión vino una mujer. Confesó: "He debido sufrir treinta años de purgatorio porque a mi hija no la he dejado ir al convento".
- María, ¿no te parece increíble que alguno pueda llegar al punto de decir NO a Dios en el momento de la muerte, cuando lo ve?
- Bien, por ejemplo un hombre me dijo que no quería ir al Cielo; ¿y saben por qué?. Porque, según él, Dios permite los injustos y las injusticias... Yo le dije que esto lo hacen los hombres y no Dios. Me respondió: Espero no encontrar a Dios, después de la muerte, porque entonces le romperé la cabeza con un hacha". El tenía un odio profundo contra Dios; pero Dios deja al hombre su voluntad libre; podría impedir esta voluntad, pero no, quiere dejar a cada uno su libre elección. Dios da a cada uno, durante la vida terrena y en la hora de la muerte, muchas gracias para convertirse, aun después de una vida transcurrida en las tinieblas; pero si se pide perdón sin cálculo, ciertamente podemos salvarnos.
- Jesús dijo que es difícil, para un rico, entrar en el Reino de los cielos. Tú, personalmente, ¿has visto a veces casos de este género?
- Sí, si hacen buenas obras, pero obras de caridad, si viven el Amor, entonces pueden llegar a ser como los pobres.
- Y ahora, María, actualmente, ¿te visitan las almas del Purgatorio?
- Sí, dos o tres veces por semana.
- Quisiera saber qué piensas sobre las prácticas de espiritismo; por ejemplo cuando se llaman a los espíritus de los difuntos, se hacen girar las mesas, etc.
- ¡No es bueno!. Con frecuencia es el diablo quien hace mover las mesas.
¡Oh, si, es importante decirlo!. Hay que hacer saber esto a la gente; pues hoy, por desgracia, estas absurdas prácticas espiritistas aumentan cada vez más...
- Ahora, te ruego, acláranos, ¿existe una diferencia entre lo que tú vives con las almas de los difuntos y las prácticas de espiritismo?
- No es lícito llamar a las almas. Yo no busco su venida; vienen por sí solas, con el permiso de Dios. En el espiritismo, en cambio, se evocan a los espíritus, se los llaman. Pero es el demonio quien viene, fingiendo ser el alma de ése o de aquél. A veces se presenta bajo falsas apariencias, sin ser llamado.
- Tú, personalmente, ¿has sido alguna vez engañada por falsas apariciones?. Por ejemplo, por el diablo que se hace pasar por un alma del Purgatorio para hablarte?
- Sí, una vez un alma vino a verme y me dijo: "No recibas al alma que vendrá después de mí, porque te pedirá demasiados sufrimientos. Eso no está a tu alcance. Nunca podrás hacer lo que te ha de pedir “. Entonces quedé turbada. Me acordé de lo que me había dicho mi párroco que había que acoger a cada alma con generosidad, y yo estaba, por cierto, habituada a la obediencia. De repente pensé dentro de mí: "¿Acaso no podría ser el demonio quien esté aquí ante mi, y no un alma del Purgatorio?. ¿No será el demonio que se ha camuflado?...". Dije entonces a aquel hombre: "Si eres el diablo, ¡vete de aquí”. En seguida pegó un fuerte grito y huyó. Y efectivamente, el alma que vino luego de él era un alma que tenía mucha necesidad de mi ayuda y era en verdad importante que viniese a verme y que yo la escuchase.
- Cuando el diablo aparece, ¿el agua bendita lo hace huir siempre?
- Lo molesta mucho y con frecuencia huye.
- En la actualidad, María, eres muy conocida, sobre todo en Alemania, en Austria y aun por toda Europa, gracias también a tus conferencias y a tu libro. Pero en los comienzos vivías del todo escondida. ¿Cómo es que, de la noche a la mañana, la gente ha reconocido que tu experiencia sobrenatural era auténtica?
- ¡Oh! Fue cuando las almas comenzaron a pedirme que suplicara a sus familias para que restituyeran un bien mal adquirido.
A este propósito, María me contó varias testimonios. Sería demasiado largo referirlos. Pero, muchas veces, diversas almas han venido a verla para decirle: "Ve a mi familia, en tal pueblo (y ese pueblo ella no lo conocía), para decir a mi padre, a mi hijo, a mi hermano que restituyan tal propiedad, tal suma de dinero, tal objeto que, en tal lugar y en lo de fulano, me he procurado de mal modo, y así yo seré liberada del Purgatorio cuando ese bien sea restituido". Entonces María refería todos los detalles de ese campo, de aquella suma de dinero, de tal objeto, de aquel vestido así y así, y las personas quedaban sorprendidas viendo que ella conocía todos esos particulares, porque algunas veces las mismas familias no estaban al corriente de que aquel bien hubiese sido mal adquirido por sus parientes. Fue por tales hechos que María comenzó a ser muy conocida.
- María, ¿existe un reconocimiento oficial de la Iglesia con respecto al carisma que ejerces hacia las almas del Purgatorio, y también hacia aquellos que son alcanzados con tu apostolado?
- Mi Obispo me ha dicho que, hasta que no haya errores teológicos, yo debo continuar: Mi párroco, que es al mismo tiempo mi guía espiritual, confirma también él estas cosas.
- Te quiero hacer una pregunta, que puede parecer indiscreta. Tú has hecho tanto por las almas del Purgatorio que, sin duda alguna, cuando te toque morir, miles de almas te escoltarán hasta el cielo. Imagino que tú ciertamente no habrás de pasar por el Purgatorio, ¿No es así?
- ¡Oh!. No creo que iré al Cielo sin Purgatorio, porque yo he tenido más luz, más conocimiento, y por tanto mis culpas son más graves. Pero espero igualmente que las almas me ayudarán a subir al Cielo.
- Si, por cierto. Y tú, María, ¿estás contenta de tener este carisma, o bien es para ti una cosa pesada y fatigosa todos esos continuos pedidos por parte de las almas?
- No, no me lamento de las dificultades, porque sé que puedo ser de mucha ayuda para ellas; puedo ayudar a tantas almas, y soy feliz de poder hacerlo.
- María, te agradezco, también en nombre de los lectores, por esos hermosos testimonios. Pero consiénteme de hacerte una última pregunta, Para que podamos conocerte mejor, ¿podrías contarnos, en pocas palabras, algo de tu vida?
- Cuando era niña, quería entrar en un convento. Mi madre me decía de esperara a que tuviese 20 años. No quería casarme. Mi madre me hablaba mucho de las almas del Purgatorio y, ya, desde cuando frecuentaba la escuela, esas almas me han ayudado mucho. Entonces yo me decía que debía hacerlo todo por ellas. Terminada la escuela, pensé ir al convento. Entré en las Hermanas del Corazón de Jesús, pero, luego me dijeron que era demasiado débil de salud para poder permanecer con ellas. En verdad, cuando era pequeña, había tenido una pulmonía y una pleuritis. La Superiora confirmó que yo tenía vocación religiosa, pero me aconsejó que entrara en una orden más fácil y esperara algún año más. Yo, en cambio quería ingresar en una orden claustral y en seguida. Después de otros dos intentos, la conclusión fue la misma: era demasiado débil de salud. Entonces me dije que para mí entrar en el convento no era la voluntad del Señor. He sufrido mucho, moralmente, y me decía: "El Señor no me ha mostrado lo que quiere de mí".
Esta espera duró para mí hasta la edad de 25 años, es decir hasta el momento en que Dios me ha confiado esta tarea de orar por las almas del Purgatorio. ¡Me había hecho esperar 8 años!. En mi familia éramos 8 hijos. Yo trabajaba en casa, en nuestra estancia, desde los 15 años. Luego fui a Alemania, como doméstica en la familia de un campesino, y después he trabajado aquí, en la estancia de Sonntag. A partir de los 25 años, cuando comenzaron las visitas de las almas, he tenido que sufrir mucho por ellas. Ahora estoy mejor físicamente.
Habla su confesor y director espiritual

Habiendo leído, recientemente, un informe sobre María Simma enviado por el Padre Alfonso Matt (director espiritual de la vidente) al Obispo de su Diócesis, considero útil agregar, para los lectores, estas otras breves noticias.

María Simma (la segunda de ocho hijos), ha nacido el 5 de febrero de 1915 en Sonntag (Vorarlberg), en Austria, de una familia pobrísima. El padre, José Antonio (18 años mayor que su esposa, Luisa Rinderer), por varios años se ganó la vida como cuidador y campesino de su hermano. Durante la primera guerra mundial fue cartero, luego obrero vial y bracero, luego jubilado. Con su mujer y sus ocho hijos fue a vivir en una vieja casa que había recibido en herencia de un buen anciano, maestro carpintero. A causa de la gran pobreza de la familia, los hijos, desde muy jóvenes, trabajaron y se ganaron el pan: los varones como obreros y las muchachas como niñeras. María Simma desde su juventud fue muy piadosa y frecuentó asiduamente los cursos de instrucción religiosa organizados por su párroco. Luego debió alejarse de su pueblo para trabajar en varios lugares.
Quería hacerse religiosa pero, como ya sabemos, el Señor ha tenido otros proyectos sobre ella. En el informe del párroco se lee que ella "consagró su virginidad a la Virgen e hizo esta consagración a María en favor sobre todo de los difuntos"; se ofreció a Dios, haciéndolo con voto "como alma víctima, víctima de amor y de expiación". El párroco refiere que en varias ocasiones, y por diferentes modos, ella se ofreció como víctima para ayudar a los difuntos, con sufrimientos voluntarios a veces terribles, gracias a los cuales abrevió las penas de innumerables almas. Además de los sufrimientos ofreció a Dios continuas oraciones, misas y penitencias.
Desde la muerte de su padre, acaecida en 1947, vive sola en la casita paterna y, para proveer a las necesidades de la vida, continúa, a pesar de la edad a cultivar su huertita. Vive así en pobreza, ayudada por la gente caritativa. No pide nada, todo lo hace gratuitamente; y si alguno le deja ofrendas, las envía íntegramente a la Curia, para la celebración de misas, para obras caritativas y, sobre todo, para las Misiones.
Formas de ayudar a las almas del Purgatorio

El párroco, en su informe, hace resaltar que la acción desarrollada por María Simma no es sólo ayudar, ella misma, a los difuntos, como siempre lo hizo, sino también hacerse celosa promotora de la ayuda de los vivos a las almas del Purgatorio y a los moribundos. En todos sus encuentros con la gente, y también en las páginas de su diario, siempre indicó, con insistencia, los medios de ayuda, pedidos también por las mismas almas: misas, Rosarios, ofrecimiento de los sufrimientos, Vía Crucis, obras caritativas; entre estas, sobre todo, ayuda a las Misiones que, a decir de las almas, son de grandísima eficacia para los difuntos. Se indican luego medios menores de ayuda que s suscitan nuestra sorpresa y curiosidad, y por eso quiero referirlos, en parte, textualmente:
"EI encender velas ayuda a las almas: ante todo porque esa atención de amor les da una ayuda moral: luego porque las velas son benditas y disipan las tinieblas en las que se hallan las almas. Un niño de 11 años, de Kaiser, pidió a María Simma que orase por él. Estaba en el Purgatorio porque, el día de los fieles difuntos, apagó en el cementerio las velas encendidas en las tumbas y robó la cera para diversión. Las velas benditas son de mucho valor para las almas. El día de la Candelaria, María Simma debió encender dos velas por un alma, mientras soportaba por ellas sufrimientos expiatorios "."Echar agua bendita mitiga los sufrimientos de los difuntos. Un día María Simma pasando echó agua bendita por las almas. Una voz le dijo: "¡Mucho más aún! ".
"Todos los medios no ayudan a las almas de la misma manera. Si durante su vida alguno tiene poca estima por la Misa, no le aprovechará mucho cuando estará en el Purgatorio. Si alguno no tuvo corazón durante su vida, recibe poca ayuda. quienes pecaron difamando a los demás deben expiar duramente su pecado. Pero quien en vida haya tenido un buen corazón, recibe mucha ayuda ".
"Un alma que había descuidado de asistir a Misa, pudo pedir ocho Misas para su alivio, porque durante su vida mortal había hecho celebrar ocho Misas por un alma del Purgatorio".

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